jueves, 20 de mayo de 2010

PORQUE LO HOMBRE NO UTILIZAN SOMBRILLAS??

No hay nada más pariguayo en el mundo que ver a un hombre con una sombrilla sin abrir en las manos, eso junto a la lonchera del trabajo y las antiguas carteras debajo del brazo realmente lo hacen ver bastante extraño. Quizás sea por machismo, por orgullo o simplemente por no andar con ellas, pero el hombre dominicano considera que cargar con una bendita sombrilla lo hace ver delicado y si lo diría Tubérculo gourmet bueno ya conocemos su opinión. Aunque la humanidad ha utilizad a la sombrilla o paraguas para protegerse de la lluvia y del sol aquí la cultura de usarlas corresponde única y exclusivamente a las mujeres. Muchos hombres prefieren pasar todas las penas y dificultades que proporciona andar sin una de estas cosas para evitar lacerar en parte la masculinidad que al parecer queda ultrajada cuando algunos deciden llevar una para protegerse de las inclemencias del tiempo.

Preferimos enchumbarnos de agua
Es difícil ver al hombre tan preocupado por el tema del clima que una mujer, desde siempre nos hemos acostumbrado a ver a las muy precavidas mujeres cargar con no sé cuantas cosas en su cartera, incluyendo su inseparable sombrilla. A ellas se les hace quizás más fácil que a nosotros, ya que tienen cartera, esa enorme bolsa donde cabe de todo y a veces parece no tener fondo. Pero también, frente al hombre las mujeres tienen más que perder, si se mojan pueden echar a perder su salón, la ropa, el maquillaje y decenas de vanidades propias de ellas, además lógicamente de la incomodidad de andar enchumbao de agua de arriba para abajo. Simplemente los hombres dominicanos no se preocupan por si va a llover o no, al menos que tengan alguna enfermedad o diligencia que hacer, si es necesario tener un paraguas lo pedimos prestado cuando arrecie el aguacero, pero no hay necesidad de llevarlo en la mano pariguayamente todo el tiempo pudiendo mejor no andar con ná.

Eso es para pariguayos
Desde siempre vemos como las doñas llevan sus sombrillas en todo momento, ya que en este país el día más claro llueve ciertamente es así, después de una mañana soleada fácilmente una nube nos puede mojar la tarde de la manera más sorpresiva y repentina. Ante esto mucha gente ha optado por eternamente andar con su paraguas, tanto es así que no salen sin él ni al colmado, generan una dependencia casi emocional de esa herramienta tan necesaria cuando el agua decide caer. Simplemente nosotros ―los hombres― no nos preocupamos por eso, somos más sencillos que ellas, apenas nuestra cartera cabe en un bolsillo y no nos gusta agarrar nada mientras caminamos o andamos en la calle. Otra razón para no depender de los paraguas o sombrillas es que representan un peso y una carga molestosa ―mientras no llueve― y si por cualquier cosa al cielo le da por tirar agua, nos refugiamos debajo de algún toldo o hasta árbol.

Va llové no moja
La realidad es esa, muchos entienden que es pariguayo andar con una sombrilla, otros simplemente les molesta, la cruda realidad es que no la usamos, no poseemos esa cultura tan marcada que tienen las mujeres, ese instinto de evitar mojarse, a la larga si comienza a llover y comenzamos a mojarnos, nosotros los hombres seguimos dándole pa lla y nos preocupamos poco por las consecuencias. Una vez me arrepentí de no cargar con una, la mojada experiencia que viví casi me hizo ir a la tienda a comprar una. Después de salir del trabajo a eso de las 5:45, comenzó una ligera llovizna que de entrada no me preocupó mucho, andaba a pie, me dirigía a la universidad, llevaba lo básico y necesario para mi sobrevivencia ―mis libros― fue precisamente en el tramo del camino en donde no había ni un toldo, ni un techo, ni nada donde evitar mojarme y esperar al escampe. La lluvia arreció y me mojó completo, tuve que tragarme mi orgullo ya que antes de salir de casa alguien me aconsejó llevar paraguas, pero no le hice caso, llegué a la Uni todo empapado de agua, para colmo era el día de más clases y hasta tenía un examen. Lógicamente los libros también se empaparon, pasé vergüenza y para colmo se me pegó una gripe, que pena que no llevé una sombrilla en mis manos.

0 comentarios:

Publicar un comentario